¡Ya está aquí la primera de magos!, en breve nos atacará la más ambiciosa The Prestige del amado (y tb odiado por algunos/as) Chris Nolan (Memento, Batman Begins), y el año próximo la adpatación de Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, que también va de un mago escapista esta vez, aunque más orientada después a los orígenes del cómic. Ah! La que nos ocupa esta reseña fue la encargada de clausurar el Festival de Sitges, por lo tanto sigo sin desviarme del certamen.
The Illusionist (El Ilusionista) de Neil Burger
“La magia del amor”
“La magia del amor”
A principios del S.XX llega a Viena el mago Eisenheim, un ilusionista de primera división que esconde más de un secretillo, y que logragará agitar a la sociedad Vienesa, incomodar a los dirigentes del país y camelar a la bella condesa Sophie, antiguo amor de juventud.

La película no brilla más allá de un entretenimiento bien interpretado por varias razones. La primera de ella y ya comentada en otras reseñas y críticas es su austera y fría puesta en escena (no explota para nada el contexto de Viena), y ni tan siquiera en los trucos del mago apuesta por un estilo visual algo más arriesgado, algo acorde con los increibles números de magia, lo que otorga a todo el conjunto un estilo visual
correctillo pero plano, rozando en ocasiones el telefilme de época, supongo que el casi-debutante Burger lo haría más por sobriedad que no por otorgarle más importancia a la cámara que a lo que pasa delante de ella, no se, le daremos el beneficio de la duda. La fotografía, o mejor dicho iluminación, me pareció demasiado oscura, ocultando en esa oscuridad decorados como la guarida del mago y márgenes de la cinta en los flashbacks(¿?), consiguiendo para mi un efecto bastante molesto para los ojos. Tampoco entiendo en este caso el recurso narrativo de empezar la película por casi el final, para después retroceder y explicárnoslo todo, pues le quita algo de suspense y no la beneficia en nada. Y para colmo ese final (sorpresa, pero fácil de prever) que con tanto flashback explícito le quita encanto a la cinta, pues algo más sutil y ambiguo habría quedado mas acorde con el tono de la cinta, menos mal que no explican los trucos, y así parte de su magia queda intacta.


Por último quiero destacar la música de Philip Glass, pues enfatiza el tesón del personaje de Norton, y acompaña muy bien durante toda la cinta.
Le pondremos un 6,5 por que aunque tenga carencias, no tiene errores (que un servidor se percatara, vaya) la historia mantiene el tipo y repito, sus intérpretes están magníficos.
Adéu!